Cerraron el concierto y...causaron sensación. Virtuosos con sus instrumentos, demostraron que, aunque no te guste demasiado este estilo napalm, enronquecedor, demoníaco, satánico, recetable a todo aquel bicho viviente que necesite una descarga de adrenalina, son una "bandaza" (a destacar su batería, y sin desmerecer a sus guitarras - su vocalista, bien -pobre garganta).

Espero volver a verlos más detenidamente y en una sala convencional de conciertos. ¡A ver si este verano próximo nos vemos en Portugal!

 

Rivendel, (Salamanca)

 31   de octubre de 2004